En la calle Aurelio Aguilar V. y Federico Proaño, en el sector del colegio Benigno Malo, el inconfundible aroma del café recién tostado guía a los transeúntes hacia Slow Brew Coffee Shop, un espacio que ha revolucionado la cultura cafetera en Cuenca. Con más de cuatro años de trayectoria, este acogedor lugar es liderado por Diego Arévalo, un joven apasionado con título en gastronomía por la Universidad de Cuenca y formación en Argentina. Aquí, la innovación, la tradición y la sostenibilidad se combinan en cada taza. Este esfuerzo ha sido reconocido con el prestigioso sello Cuenca Capital Culinaria en la categoría de Sostenibilidad, un galardón que destaca su compromiso con el medio ambiente, la excelencia en la calidad y el orgullo por los cafés especiales ecuatorianos.
“Este sello simboliza el trabajo arduo que cada persona dentro de sus establecimientos ha logrado. Genera una cultura gastronómica en la que Cuenca avanza con pasos firmes”, menciona Diego Arévalo. Para Slow Brew Coffee Shop, este reconocimiento valida la dedicación diaria de un equipo que busca elevar el nivel del café en Cuenca y destacar el talento local.
Slow Brew Coffee Shop refleja el patrimonio cultural de Cuenca al fusionar tradición e innovación en cada taza. “El producto autóctono de Ecuador queda plasmado en la experiencia de cada comensal”, comenta Diego. Esta visión se traduce en el trabajo directo con caficultores ecuatorianos, seleccionando granos de alta calidad y promoviendo la trazabilidad del café, desde la finca hasta la mesa del cliente.
Uno de los aspectos más destacados del café es su enfoque en cerrar la brecha entre el consumidor y el caficultor. “Hemos trabajado día con día para conseguir cafés de calidad cien por ciento nacionales. Queremos mostrar al cliente que el Ecuador tiene cafés especiales, complementados por nuestra tostaduría, asesorías y tipos de café”, explica Arévalo. Este esfuerzo no solo garantiza un producto de calidadl, sino que también genera conciencia sobre el trabajo justo y responsable detrás de cada taza.
El compromiso de Slow Brew Coffee Shop con la sostenibilidad se evidencia en múltiples prácticas:
- Trabajo directo con caficultores, esto asegura un comercio justo y crea una conexión entre los productores y los consumidores.
- La cafetería fomenta el consumo presencial para ofrecer una experiencia completa, mientras que sus empaques biodegradables y reutilizables promueven la sostenibilidad. Los clientes que regresan con sus bolsitas de café reutilizables reciben un descuento especial.
- Con su propia tostaduría y personal especializado, Slow Brew Coffee Shop optimiza el uso de ingredientes, eliminando plásticos y conservas en su producción diaria.
Este reconocimiento ha reforzado la visión del equipo y su compromiso con la calidad. “Nos sentimos orgullosos de pertenecer a algo de suma importancia. Nos impulsa a mejorar y a buscar siempre la mejor calidad en nuestros productos”, menciona Diego. Esta mentalidad refleja el cariño y la pasión que Slow Brew Coffee Shop imprime en cada aspecto de su propuesta.
Slow Brew Coffee Shop no es solo un lugar para disfrutar de un excelente café; es un espacio que conecta historias, valores y sabores. Con un enfoque integral en la sostenibilidad, Diego Arévalo y su equipo han demostrado que la excelencia gastronómica puede ir de la mano con la responsabilidad ambiental.
Javier Ortiz
Soy ingeniero en telecomunicaciones y diseñador gráfico con más de 25 años de experiencia en el ámbito editorial y de desarrollo web. Mi formación abarca estudios en gastronomía, artes plásticas, Física y Tecnología de redes CISCO, lo que me ha permitido desarrollar una visión integral y multidisciplinaria en todos mis proyectos.
A lo largo de mi carrera, he tenido la oportunidad de desempeñarme en roles de Gerencia de Marketing y coordinación de publicaciones tanto en el ámbito académico como en el comercial. Mi pasión por la gastronomía y el turismo de Ecuador me ha llevado a coordinar múltiples proyectos digitales para su promoción, buscando siempre resaltar las maravillas culinarias y turísticas de nuestro país.
Además de mi trabajo editorial, soy un entusiasta de la tecnología blockchain y web3, áreas en las que continuamente me actualizo y busco integrar en mis proyectos. Como artista plástico, encuentro en el arte una forma de expresar mi creatividad y aportar una perspectiva única a cada uno de mis trabajos.
Actualmente, soy el director propietario de la agencia de publicidad digital Javier Ortiz Soluciones Digitales, donde lidero un equipo comprometido con la innovación y la excelencia en cada proyecto. En Buen Gusto Magazine, aplico toda mi experiencia y conocimientos para ofrecer contenido de alta calidad que refleje la riqueza gastronómica y cultural de Cuenca y Azuay.