
Chaviñán: cerveza con estilo, raíces y orgullo local
La cerveza artesanal en Ecuador ha crecido de forma sostenida en la última década, pero pocas marcas han logrado consolidar una propuesta tan auténtica y con tanta identidad como Chaviñán. Fundada en 2016 en Cuenca por Sebastián Peralta y Marcela Sánchez, esta cervecería se ha convertido en un proyecto de vida que armoniza curiosidad, pasión y raíces culturales.
Un origen marcado por la curiosidad
El camino hacia Chaviñán comenzó mucho antes de que la marca existiera. Sebastián recuerda que al inicio no disfrutaba de la cerveza.
“En mis primeros años de mayoría de edad era una bebida que evitaba: me parecía amarga, sin gracia y carente de sabor. Todo cambió cuando un amigo me llevó a un pub en Cuenca y probé una cerveza negra. Descubrí que la cerveza podía ser diversa, compleja y fascinante”, cuenta.
Esa experiencia despertó una curiosidad insaciable. ¿Cómo era posible que existieran tantos colores, aromas y matices en una sola bebida? Después de probar estilos y marcas de todo el mundo, en 2016 se inscribió en un curso de elaboración casera. Aunque fue más teórico de lo esperado, encendió una chispa que lo llevó a cocinar su primer lote de cerveza en el fogón donde sus abuelos cocinaban mote.
“Fue un verdadero caos: derrames, agua hirviendo, cernidores y mangueras por todo lado. Pero lo logramos. Probé esa primera cerveza junto a mi papá; tenía mil errores, incluso botellas que explotaban por exceso de gas, pero fue la experiencia más fascinante que había tenido”, recuerda con emoción.
Con disciplina y aprendizaje constante, Sebastián empezó a invertir en equipos, perfeccionar recetas y forjar la idea de una marca. Así nació Chaviñán, una fusión entre su apodo, Chava, y la palabra quechua ñan, que significa camino. “El nombre refleja tanto mi identidad personal como el recorrido que emprendí en este mundo cervecero”.
Marcela Sánchez se sumó al proyecto como socia y cofundadora, compartiendo la visión de hacer de la cerveza artesanal un espacio de cultura, comunidad y orgullo local.
Una cerveza con estilo propio
Desde su inicio, Chaviñán decidió diferenciarse por la calidad de sus cervezas, pero también por el concepto que las sostiene. Su lema, “Cerveza con estilo”, tiene un doble sentido: representa la variedad de estilos cerveceros y, al mismo tiempo, una forma de vivir la cerveza.
“Cada una de nuestras cervezas lleva algo de nosotros: la fuerza del rock y el metal, la improvisación del jazz y la esencia de los sonidos ecuatorianos. No buscamos copiar recetas ni seguir tendencias: creamos experiencias que transmiten identidad, carácter y autenticidad”, afirma Sebastián.
Mientras lo industrial apuesta por la estandarización y muchos artesanales se quedan en lo seguro, Chaviñán se arriesga a innovar y a contar historias en cada biela.
Chaviñán se arriesga a innovar y a contar historias en cada biela. Parte de esa propuesta es su remolque cervecero para eventos, un espacio móvil que lleva toda su esencia y variedad de cervezas a celebraciones corporativas, familiares y culturales, convirtiendo cada encuentro en una experiencia auténtica y llena de sabor local.
Ingredientes con memoria y leyendas
Uno de los sellos más distintivos de la cervecería es su conexión con las raíces locales y los ingredientes ancestrales. Cada cerveza es un homenaje a la memoria colectiva, a las tradiciones familiares y a los símbolos andinos.
Entre sus creaciones más representativas está la Guayusada 4:20am, una pale ale elaborada con guayusa amazónica. “En 2015 participé en una guayusada en el Yasuní. A las 4:20 de la madrugada, con sueño y ansiedad, probé por primera vez el té de guayusa. Ese sabor amargo me quitó el sueño e impulsó a caminar horas en la selva. Esa experiencia se transformó en el nombre y esencia de esta cerveza”, relata Sebastián.
Otro ejemplo es la cerveza de trigo con warmi poleo, inspirada en la niñez de su madre en la comunidad de Moisol, en Girón. Su aroma fresco y notas que recuerdan al chicle evocan la conexión entre familia y territorio. También han explorado con ishpingo (canela andina) y zapallo, ingredientes que permiten fusionar tradición con modernidad.
La identidad también se refleja en sus etiquetas, cargadas de mitología local. La Leoquina hace referencia a la “Laguna de la Culebra” del pueblo cañari; el Chuzalongo, a un ser travieso de los montes y páramos; y el Diablo Huma, espíritu andino ligado al agua y la energía vital.
“En cada cerveza hay algo más que sabor: hay un puente entre pasado y presente, una invitación a redescubrir nuestras raíces”, resume Sebastián.
Retos del camino
El trayecto no ha sido sencillo. Sebastián reconoce que el primer obstáculo fue el acceso al conocimiento. “Mi primer curso fue demasiado teórico, así que terminé aprendiendo en YouTube, con ensayo y error”. Después vino la dificultad de conseguir equipos especializados, disponibles solo en Quito, lo que los obligaba a improvisar con creatividad.
Más adelante enfrentaron los retos económicos y, sobre todo, la dura competencia cultural con la industria. “El mayor desafío ha sido romper el paradigma de que lo industrial es mejor y lo artesanal es caro o mal hecho. En Chaviñán nos propusimos educar y demostrar que la cerveza artesanal es cultura, experiencia y encuentro”.
Una visión hacia el futuro
Lo que empezó con apenas 20 litros caseros hoy alcanza entre 500 y 600 litros mensuales, reflejo del crecimiento sostenido y del respaldo de una comunidad que valora su propuesta.
La visión es clara: consolidarse como una cervecería referente en el sur del Ecuador, crecer desde casa hacia afuera, y ser parte activa de la maduración de la cultura cervecera local.
“Nuestra visión es clara: crecer bien en casa, ser una marca fuerte y cercana aquí primero, antes de expandirnos a otros lugares. La innovación y la calidad seguirán marcando nuestro camino”, concluye Sebastián.
Como reflejo del espíritu innovador que caracteriza a Chaviñán, su más reciente creación experimental, la Trinaco Weizen IPA, ha sido galardonada con la medalla de plata en la Copa Cervecera del Austro, en la categoría Wheat Beers. Este reconocimiento refleja la calidad y el carácter de esta nueva cerveza y también reafirma el compromiso de la marca con la autenticidad, la excelencia y el riesgo creativo.
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Katherine Barros
Soy una apasionada de la comunicación y el marketing, con más de 10 años de experiencia en la creación de proyectos que combinan cultura y responsabilidad social. A lo largo de mi carrera, he dirigido un libro educativo y gestionado relaciones públicas para iniciativas culturales como el Festival Internacional de Música Académica Contemporánea y la revista Tasty Cuenca. Además, fundé un estudio enfocado en responsabilidad social, lo que refleja mi compromiso con el bienestar de la comunidad.
En mi rol actual como directora comercial de Buen Gusto Magazine, mi enfoque está en destacar la gastronomía, la cultura y el turismo de Ecuador, aplicando mi experiencia para crear conexiones valiosas y contar historias que resuenen con las personas. Mi enfoque no solo está en desarrollar estrategias, sino en promover el impacto positivo a través de la comunicación.
Soy una firme creyente en el aprendizaje continuo y en la creación de vínculos genuinos. Valoro profundamente el poder de compartir momentos especiales a través de la comida con amigos y familia, y ese espíritu de conexión lo reflejo en todo lo que hago, tanto en mi vida personal como profesional.
"A través de la comida, creamos recuerdos, transmitimos emociones y celebramos la unión."











